La revista "Wine Spectator" reconoció a Rekondo hace unos años como uno de los 5 mejores restaurantes del mundo por su extensa carta de vinos en la que podemos encontrar más de 2.500 referencias y unas 10.000 botellas en su bodega.
Tuve el privilegio de visitarla hace ya algún tiempo, pero estaba esperando a cenar en el restaurante para tener un post completo y enseñároslo todo todo...
Puede que para muchos de vosotros no tenga la menor importancia este sitio pero sí para todo aquel amante o aficionado que sabe lo que significa estar en el mismísimo templo del vino y disfrutar aunque sólo sea por unos minutos de esta magnífica bodega.
Al frente de la gerencia se encuentra Txomin Rekondo con mas de 40 años de duro trabajo a sus espaldas. El restaurante, ubicado en la falda del Monte Igeldo fue en sus inicios una sidrería en la que a diario se acercaba la gente a tomar algo antes de llegar a "Loudes Txiki". Poco a poco fue introduciendo vino hasta convertirse en un local de prestigio con mas de 300 metros cuadrados de bodega.
Al frente de la gerencia se encuentra Txomin Rekondo con mas de 40 años de duro trabajo a sus espaldas. El restaurante, ubicado en la falda del Monte Igeldo fue en sus inicios una sidrería en la que a diario se acercaba la gente a tomar algo antes de llegar a "Loudes Txiki". Poco a poco fue introduciendo vino hasta convertirse en un local de prestigio con mas de 300 metros cuadrados de bodega.
Vinos procedentes de prácticamente todas las regiones vinícolas importantes del mundo hacen felices a cientos de personas amantes de estas joyas, muchas de ellas centenarias.
Tras la visita en el museo del vino me senté a disfrutar de la comida tradicional que ofrece su elegante restaurante. Todo medias raciones a compartir muy bien presentadas y con muchos toques frutales que daban color y sabor a los platos.
Ni de lejos me puse a estudiar la carta para elegir un vino, solo un rápido vistazo por encima al tomo enciclopédico y enseguida pedir consejo a Martín, el sommelier.
Tras darme varias opciones me decidí por un QUÍNOLA GARAGE 2007, un Toro muy ligero en boca con notas ácidas que nos sorprendió muy gratamente.
El vino, elaborado con la variedad Tinta de Toro provenientes de viñedos seleccionados de mas de 90 años por Bodegas Quínola GarageWine.
La comida al igual que el vino de sobresaliente.
Unas croquetas como aperitivo
Carpacio de carabineros, vinagreta de pistachos y guacamole
Alcachofas con foie
Morcilla de Urt templada, confitura de piña y puré de patata
Bacalao a la parrilla, salsa pil-pil y pimientos de piquillo
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